miércoles, 25 de noviembre de 2015

La propiedad.

No tengo tantos miedos
tengo muchos momentos,
ahogados en colores ocres.

No tengo pasos
delante mío
tengo recuerdos
en salones probos.

Significa que no me tienes.

sábado, 4 de julio de 2015

Alea jacta est

La paradoja de dejar caer, todo
en la nulidad
que significa tu ausencia.

Causa apremios tu nombre
en el estéril baldío
de mis intentos de huida.

Pero el azar decidió
este eterno destino tan adusto
de estar matriculados juntos...
a la irreverente nostalgia.







viernes, 3 de julio de 2015

Un descanso en el camino.








El punto de llegada es incierto y lejano,
pero se alcanza a ver sin embargo
luminoso.


Aquí la soledad quema el alma,
las ramas secas se retuercen,
¿allí? No sé.


La promesa de que habrá esperanza
es todo lo que queda ahora,
más allá...



lunes, 29 de junio de 2015

La travesía.











El castillo de los Pirineos (Le Château des Pyrénées),


René Magritte




Era imposible escapar,
nunca fuimos prisioneros.


Era mi seguridad,
un insistente vacío.


Era la travesía
un mar lleno de suspiros.













miércoles, 25 de septiembre de 2013

Soy...

Mi marca de identidad, tu nombre.
Mi despertar, tu presencia.
Mi más preciado sueño, tu llamado.

Mis lágrimas, tus delicias.
Mi dolor, tu placer.
Mi más inmenso logro, ser tu esclava.

Mis cicatrices, tus posesiones.
Mi piel, tu lienzo.
Mi más selecto premio, tu collar.

Mis labios veneran tus pies.
Mis manos desean tu alma.
Mi ser, simple posesión que
a tu voluntad es sometido.


lunes, 23 de septiembre de 2013

Lil, la sumisa de fuego.

La preparación. 
Es Lil, llegó. Es muy raro que a mi me atraiga otra mujer, pero las dos o tres veces que me ha sucedido me he imaginado en el rol activo, nunca en el rol pasivo. Lil me atrae mucho, es pelirroja, se ve tan suave y delicada. Su piel es tan preciosa que parece una muñequita de porcelana. Pero no la veo como una muñequita, la veo como mi objeto de deseo. Me provoca ciertas reacciones, eróticas. Sucede que conozco a su amante, es un amigo mío. Hemos hablado, este amigo y yo, Lil y yo, Lil y su amante. ¿De qué hemos hablado? Bueno, de los deseos que tiene Lil de experimentar una sesión donde ella pueda comportarse como sumisa y que alguien la domine. Wow, al principio por supuesto mi amigo no quiso saber nada del asunto, pero luego fue abriendo su mente. Ahora parece que el tema al menos le interesa. Para los hombres es un asunto importante proveer placer a la mujer que aman, ¿o no? Entonces, si mi amigo ama a Lil, ¿qué hará? Ya lo veremos…
Me provoca un rechazo profundo y preocupante imaginarme sumisa frente a otra mujer, pero imaginarme dominante con otras mujeres no me causa problema, al contrario. Imagino ser dominante sin ser sádica. Sería estricta con la disciplina pero me daría placer solo causar placer, si fuera masoquista ella, si lo rogara, tal vez le causaría dolor, pero no necesitaría yo eso para sentir placer. Me gustaría mucho causarle placer, mimarla y dominarla, prepararla para que Mi Amo la someta, la penetre y la haga vibrar como lo hace conmigo. Le he comentado a Mi Amo “entrenar” a Lil para un encuentro, una sesión de D_s. Le ha encantado la idea y me ha autorizado.
Así que, procedimos. Acordamos con Lil y su pareja, que finalmente accedió, qué haríamos y qué no, luego de largas charlas amenas. La comunicación es siempre fundamental.
He descubierto en Lil una sensualidad muy particular más sus cualidades de sumisa. Sus curvan parecen querer merecer la comprobación de mil caricias, su tersura enajena la mirada y engatusa al tacto. ¿Le gustará a ella Mi Amo tanto como a mí? Es tan bella que se merece por el solo hecho de exhibir tan ardientes cualidades el trato rudo del Amo Lux, rudo y efectivo, un trato que hace vibrar la carne de placer. Ella es perfecta, tanto por ser sumisa como por el color de su piel. Que se encuentre en esa postura me invita a intentar excitarla, con suavidad, la suavidad que un cuerpo tan bello merece.
Antes de proceder a la sesión D_s propiamente dicha necesito unos días con Lili. Los días previos a la “sesión” haremos todo tipo de entrenamientos y aprendizajes. Éstos le servirán no solo para la sesión sino también para conseguir futuros placeres junto a quien ella quiera o sola.

La escena.
Las penumbras creadas por las velas perfumadas transmiten intimidad y calma. El hecho de que ella tenga sus ojos vendados, también. La calidez de la luz de un farol se confunde con sus cabellos rojos que caen graciosamente sobre sus hombros, resaltando sus preciosos senos perlados que terminan en botones rosados, delicados. Ella está allí, dejándose excitar por la expectativa, lleva su cabeza levemente hacia atrás y respira acompasadamente. Está preparada para la sesión. Estamos listas. Me arrodillo ante ella, con mi vestido de kajira blanco, como debo ir siempre, y acaricio sus pezones con el dorso de mi mano derecha. Se sorprende, pero no dice nada. Sabe que no debe hablar hasta que no se le dé expresamente permiso.
En ese mismo instante, entra Mi Amo. Se sienta a una distancia de unos diez pasos y comienza hablándole a ella. La alienta a dejarse llevar. Procedo a lamer sus senos y a acariciar todo su exquisito cuerpo con suma delicadeza.
Observo sus labios, los tiene entreabiertos, ese detalle sumado a la forma en que respira, me hace dar cuenta de que estará muy húmeda ya. Miro al Amo y le anoticio: "Amo, creo que está lista". Él no me mira, solo me oye. Tampoco me dirigirá la palabra hasta muy entrada la sesión. Se pone parsimoniosamente de pie, me pongo de pie. Lentamente, la rodeamos ambos, nadie la toca ahora. Le habla a ella, la describe, le dice lo hermosa que es, le promete que la haremos enloquecer de placer y le advierte que será castigada si su comportamiento en algún momento denota rebeldía. Ella ya no aguanta casi las ganas de tocarse y sé que tampoco da más de ganas de tocar a Mi Amo. Endereza la espalda, le ofrece sus pechos, sabiéndolos perfectamente deseables, la muy descarada, se la ve apenas inquieta, trata de disimular que está muy caliente ya. Se ve un leve temblor en sus muslos. Yo sé de antemano lo que debo hacer. Sin prisas, voy a ocupar el asiento que segundos antes ocupara el Amo. Él sigue rodeando a Lil, como la llamaremos durante la sesión, y aguarda a que yo actúe.

La sesión.
El Amo se detiene frente a ella. Su miembro está cerca de su rostro. Le doy a ella la primera orden, con firmeza: "Esclava, ahí tienes al Amo Lux delante tuyo, complácelo apropiadamente con tu boca, como te he instruido". Ella disimula una sonrisa de complicidad, está deseosa de hacerlo desde que oyó su voz, nunca le ha visto, pero sus palabras la transportan, desea arder, desea que Mi Amo la haga arder completa. Lentamente, dirige sus suaves manos por sus pantalones hasta su entrepierna. Lo acaricia y .... continuará...

Significados ocultos...

Esta vez tengo urgencia de escribir un post aquí. La visita del Amo me ha provocado tremenda conmoción, me dejó conmovida pero no inquieta, no sé...

Llegó por la tarde para quedarse dos días conmigo en la cabaña. Al pasar la cerca me vio ocupada en el jardín, ensimismada quitando la maleza de entre los alelíes, las clavelinas, el lino y los pensamientos... Se acercó sonriendo a abrazarme, como siempre. En seguida, entre mimos cariñosos y amables caricias, lentamente, constató que mi vestuario estaba en orden. Solo un vestido sencillo, nada más, en absoluto. Es una de las órdenes del Amo que lleva especial cuidado: estar siempre vestida y arreglada como le gusta sin saber cuándo aparecerá. Siempre disfruto esta "constatación". Solo puedo quedarme allí y recibir tímida, dispuesta, este ya acostumbrado saludo acompañado de efusivos besos. Esto sucedería muchas veces en los dos días que duró la visita, la cantidad de besos ha sido considerable pero claro, para mi, jamás suficiente...

Se sentó en la sala, preparó su pc portátil para conectarse. Imaginé que descansaría y trabajaría un rato, pondría en orden sus asuntos, cosas así. Me ordenó buscar agua para lavar sus pies. Me dirigía a buscar el agua tibia cuando oí la voz amable pero firme del Amo:

- ¿No olvidas algo mi gata?
- No lo sé Amo, perdona- respondí.

La pregunta era para recordarme que dentro de la casa me prefiere... sin el vestido. Me puse de pie frente a su asiento, en postura lo más sumisa posible, me despojó a tirones del vestido ... quedé así, completamente como al Amo le complace. Me atrajo con sus rudos brazos hacia él y el beso que me dio en el vientre me anudó la garganta.

- Ve - finalizó.

Fui. Perpleja. Pensé que me castigaría pero no fue así. Tal vez recordó cuanto me turba estar en su presencia.

Traje el agua y lavé sus pies. El aire se saturó de sosiego. Arrodillada, lavando y masajeando sus pies, le sonreía, yo, su esclava. Luego besé ambos. No hace falta pedir permiso para esto. Retiré el recipiente, sequé al Amo con un suave paño bordado. El Amo me veía con atención hacer todo esto, cuando ya justo iba a terminar mi faena, sentí su mano decidida tomarme del cabello.

- Ven, mi esclava. Darás placer a tu Amo.

Continué entonces aliviando el estrés del día de mi dueño mientras él también seguía recorriendo mi piel con sus manos, hasta donde llegara, lo que me alentaba a perfeccionar más y más mi habilidad para complacerlo. Las tibiezas de nuestros músculos se combinaban en rítmica danza lasciva. Como en cada ocasión, a estas alturas ya deseaba al Amo dentro de mi, traspasando mis ganas más profundas, pero aún no era hora de eso, se me negaba resolver mi propia complacencia de ningún modo. Por lo tanto, me concentré solo en sus manos, me relajé, traté de apartar de mis entrañas la imagen que había encontrado mi boca y consentían mis manos, mi lengua y mi garganta. Lo conseguí para deleite del Amo.

Una vez concluido esto, me ordenó volver a vestirme y salir a finalizar mis tareas de jardinería. Luego, prepararía la cena, el Amo me alimentaría de su plato con sus dedos y... para mi sorpresa, tomaría mi cadena y me conduciría a su cama a fin de... ¡conversar y dormir! La conversación (siempre acompañada de besos, caricias, algún que otro pellizco y algún que otro magreo no muy profundo) trató acerca de lo que sentimos, lo que nos preocupa, lo que creemos que necesitamos, tal como deben comunicarse Amo y esclava. Mi deseo por el Amo aumentaba, sin pausa, a cada segundo. La noche se iba pintando de penumbras... ya en el umbral del paso a la inconsciencia abracé al Amo con dulzura pero con fuerza. Él entendió lo que eso significa... no hacen falta las palabras para explicarlo.

Recién el día siguiente sería dedicado a prácticas más invasivas para el cuerpo de su esclava, o sea yo, pleno disfrute desmedido del Amo... ya no se me negaría nada de pasión y se me daría todo el placer que tanto ansiaba, el cual consiste nada más y nada menos que en complacer a Mi Amo.